ASI son las siglas correspondientes a Abuso Sexual Infantil; vil flagelo que es más común en el mundo entero que lo que quisiéramos aceptar. Es un acto contra NNA, cuyas siglas corresponden a Niños, niñas y adolescentes. A
primera vista, podría sonar absurdo que incluyéramos a los adolescentes en esta terna pues suponemos que a mayor edad más recursos de autoprotección hay; sin embargo, cuando existe el ASI, existe la traición, ya que nueve de cada 10 abusadores se mueven en el entorno cercano a la víctima, lo que significa que son personas cercanas, conocidas, en las que hay posibilidad que la víctima confíe y que en primera instancia, la víctima no se siente amenazada o en peligro frente a esa persona por lo que no ve la necesidad de pedir ningún tipo de ayuda. Junto con ese abuso de confianza también persisten el abuso de prestigio, poder y autoridad. Una persona que goza de cierta estima o prestigio en el ámbito familiar o público puede escudarse en la misma para que, difícilmente, se le
considere un abusador.
El poder económico, social o profesional no nos permite tan siquiera pensar que alguien pueda valerse de ellos para convertirse en un victimario. Es tan común oír frases cómo…”Fulano de tal es una persona honesta y un gran profesional que, además, ayuda a muchas personas; es imposible que lo estén juzgando de abusador” o “Imposible
que fulanito haya hecho algo así si es una persona encantadora”. Y, así, personas buenas e inteligentes son engañadas por otras que podrían esconderse en un abuso del que ellas mismas fueron víctimas en el pasado o hasta una patología que las convierte en ese ser que hechiza y encanta con sus maneras, y terminan protegiendo al abusador y condenando a la víctima.
El Papa Francisco pide “erradicar las situaciones que protegen a quien se escuda en su posición para imponerse al otro de forma perversa”, en un discurso dirigido a los participantes del III Congreso Latinoamericano
de Vulnerabilidad y Abuso, realizado por el Centro de Protección de Menores (CEPROME), durante este año.
Termino esta reflexión con palabras de su Santidad:
“Una sociedad que no esté basada en esos presupuestos de entereza moral será una sociedad enferma, con relaciones humanas e institucionales pervertidas por el egoísmo, la desconfianza, el miedo y el engaño.”
Marta Elisa Toledo