Lo más común es que relacionemos la vulnerabilidad con la vejez, la enfermedad, la corta edad de una persona, un grupo social o étnico en desventaja.
De esa manera convertimos la vulnerabilidad en una situación que obedece a una circunstancia personal o social.
Sin embargo, no la pensamos como una condición humana, como algo con la que cuentan todas y cada persona que existe por el hecho, precisamente, de existir.
Si nos dejamos afectar por la realidad del otro, dejando claro que la palabra afectar no debe tener una connotación negativa, al contrario, dejarse afectar también es dejarse transformar, nos convertimos en seres vulnerables.
Así es como la vulnerabilidad se convierte entonces en antropológica.
Y, por supuesto, es ontológica porque me humaniza ante la humanidad del otro.
Y es eso, justamente, lo que nos exige nuestra condición de ser humano cuando hablamos de Abuso Sexual Infantil…nuestra vulnerabilidad para entrar en la intimidad de ese niño, niña o adolescente que nos cuenta esa historia de abuso, de la que fue víctima y que lo está hiriendo y haciendo sufrir. En ese espacio es imperativo introducirnos descalzos… con delicadeza… con respeto y con la vulnerabilidad necesaria para recibir al otro con sus heridas, aceptando y acogiendo su humanidad lastimada.
De lo contrario, en la medida en que rechazamos la humanidad de ese niño, niña o adolescente, rechazamos la nuestra; si rechazamos la vulnerabilidad del otro, también rechazamos la propia. No podemos cerrarnos a la posibilidad de creer en aquello de lo cual no soy consciente porque no lo he vivido o no lo conozco. Sería muy fácil, así, convertirme en una persona impermeable…autosuficientes y, efectivamente, despreciable.
El niño, niña o adolescente que confía en nosotros y nos entrega ese secreto tan bien guardado y doloroso merece que lo recibamos con nuestra atención, nuestro respeto, delicadeza, admiración, merece que le creamos al cien por ciento.
De esa manera reconocemos su humanidad, dignidad y vulnerabilidad.
Ese es el tipo de vulnerabilidad que alguien que está sufriendo espera de nosotros y que los invito a poseer.
Marta Elisa Toledo